Durante la época navideña las caries aumentan un 50% debido al aumento del azúcar que comemos. Con estos consejos, cuidarás tu dentadura en esta época de excesos.

 

En Navidad, tomamos más dulces, cambiamos la rutina de comidas y bebidas. Por ese motivo, es importante la prevención y el cuidado de nuestra salud bucodental.

 

Según afirma la Dra. Kaelles: “Después de la Navidad, muchos pacientes acuden a consulta con caries y otros problemas derivados de los excesos. En el caso de los más pequeños, más del 50%  de ellos son producidos en esta época  por un excesivo consumo de azúcar y una falta de rutina de higiene”.

 

Turrón y otros dulces

Es aconsejable ingerir mejor turrón duro que blando o de chocolate (contienen más azúcar). La composición del turrón duro es en su mayoría almendra, miel, clara de huevo y un bajo porcentaje de azúcar. Si eliges el de chocolate, mejor el negro, al 70% (posee propiedades antioxidantes y cardioprotectoras). Las golosinas pegajosas y los dulces blandos crean muchos problemas de inflamación de encías en niños y adultos que llevan aparatos de ortodoncia. Los dulces más duros pueden romper los dientes y destrozar los empastes. Además. las bacterias productoras de caries se alimentan especialmente de los alimentos ricos en azúcares.

 

Bebidas con azúcar

Tomar demasiadas bebidas azucaradas puede dañar gravemente el esmalte. Al endulzar el café o las infusiones, escoge aspartato u otros edulcorantes.

 

Alcohol

En los brindis navideños es mejor tomar bebidas sin azúcar o champán sin alcohol; si no te puedes resistir, elige vino tinto: el blanco y el champán son más agresivos para el esmalte y el cemento de la raíz dental.

 

Cambios bruscos de temperatura, ¡atención! Los cambios bruscos de temperatura en los alimentos aumenta la sensibilidad e, incluso, inflamaciones de los vasos sanguíneos del interior de tus dientes.

 

Aumenta el consumo de proteínas, calcio, flúor y vitaminas A, C, D y K.

 

Nada de tabaco: provoca pérdida en la permeabilidad de las mucosas, es decir, disminuye la oxigenación de todo tejido, lo que acarrea un envejecimiento prematuro y deteriora la salud de los tejidos que rodean al diente.