Nos sentamos con la familia o amigos en nuestro chiringuito preferido. Estamos en la playa, hace calor y nos apetece un refrescante granizado de limón. Frío, bien frío a ver si bajamos unos grados nuestra temperatura corporal. Y ahí tenemos al camarero, que nos sirve el delicioso granizado. Damos el primer sorbo y… !Un recurrente e intenso dolor se replica en cada una de nuestros dientes! Ese molesto dolor que también sentimos con el helado, o con una cervecita bien tirada o una copa de cava en plena celebración.

Desgraciadamente sufres de sensibilidad dental, una dolencia que afecta según los últimos informes a más del 25% de la población adulta. El problema surge por la erosión del esmalte dental  o la recesión de las encías que deja al descubierto la dentina y con ella los túbulos dentarios. Así, las terminaciones nerviosas quedan expuestas y se abre la puerta a ese característico dolor breve pero agudo.

Son muchas las causas que nos pueden llevar al desgaste prematuro de nuestro esmalte protector aunque habitualmente se debe a la utilización de cepillos con cerdas muy duras y dentífricos abrasivos. También por un uso inadecuado de la fuerza durante el cepillado o incluso el abuso de  limpiezas dentales profesionales. Pero tampoco debemos olvidar nuestra alimentación, especialmente nuestros hábitos.

La dieta puede provocar lo que se conoce como erosión ácida, que es el desgaste del esmalte dental que comentábamos anteriormente. Los cítricos como las naranjas o los limones, las bebidas tipo refresco carbonatado, el café o cualquier adrezo ácido pueden causarlo con el paso del tiempo.

 

¿Qué puedo hacer para evitarlo?

 

De entrada, acudir a nuestro odontólogo de referencia. Sólo un profesional de la salud bucodental podrá hacer un estudio correcto para averiguar el auténtico origen de la sensibilidad dental, descartar otros males y ofrecer las pautas adecuadas a seguir. Además, nos puede prescribir ir un dentífrico, colutorio u otra solución farmacológica que nos pueda ayudar.

Con todo, si el problema es la pérdida de esmalte por las causas que hemos señalado, no nos quedará más remedio que reflexionar sobre nuestros menús y modificarlos; cambiar el cepillo por uno de más adecuado y aprender la mejor forma de limpiar nuestros dientes, tanto en técnica como en horarios..