Hoy nos gustaría dar respuesta a una pregunta que frecuentemente nos formulan los padres cuando visitan nuestra consulta. ¿La caries de mi hijo es de origen hereditario? Piensan que, porque los progenitores sufren de caries y los hermanos también, su problema se origina en sus genes. Pero lo que comparten no son los genes, que también, sino los hábitos higiénicos y los alimenticios.
Hay otros problemas de dentición que sí tienen un origen genético más claro como la alteración en el número de dientes o los problemas de mordida. Muchos odontólogos solo con ver a los padres saben qué mal oclusión sufrirán sus retoños. Sin embargo, no es el caso de las caries. Asociar caries con genética es una forma fácil de eludir responsabilidades y de culpar a la fatalidad de lo que sucede cuando lo que toca es tomar conciencia y arremangarse.
La caries se origina porque el tejido de los dientes se destruye por culpa de un proceso infeccioso. El esmalte se dismineraliza, aparecen manchas blancas que progresivamente amarillean, la enfermedad progresa y la pieza se rompe en pequeños pedazos.
Detrás de estas infecciones hay una combinación de bacterias y azúcares; es decir, son el resultado de sumar una mala higiene bucal, con unas costumbres a la hora de comer poco saludables. Y los niños aprenden uno y otro aspecto por imitación.
Los hijos cuyos padres no tengan el hábito de lavarse los dientes periódicamente tienen bastantes números de que tampoco lo adquieran, por mucho que se les insista. Tienen que ver cómo sus padres se cepillan los dientes después de cada comida y que lo hacen sin esfuerzo para que asuman como normal la costumbre.
La cesta de la compra, que también realizan los padres, marcará su dieta. Así, si en la despensa hay profusión de galletas, dulces, snacks, kétchups o en la nevera encuentran refrescos y zumos embotellados, propiciaremos la aparición de la caries. Mejor adquirir frutas y verduras para que asuman sus sabores y texturas desde pequeños.
¿Y las bacterias? ¿Pueden transmitirse? Pues sí, como en la mayoría de las infecciones. Los padres tienen mucho contacto con sus hijos que fácilmente pueden transmitir bacterias y propiciar caries si sus bocas no están en perfecto estado. ¿Cómo? Cuando besan a sus hijos, cuando soplan para enfriarles sus platos calientes, etc.
Por todos los motivos expuestos, los odontólogos afirmamos que muchas caries de los niños comienzan por sus padres. De nuevo, como en la mayoría de ocasiones, no nos queda otra que recomendar la visita periódica a su especialista de confianza para mantener en buenas condiciones su boca.