El color y el aspecto de nuestra lengua puede cambiar, en atención a lo que comas, la higiene bucal o bien si estás agotado. Por tanto, es un gran indicador sobre tu estado de salud.
¿ Qué señales nos alertan de dolencias a tener en cuenta ?
Una lengua muy grande
Se denomina macroglosia y puede generar molestias en el momento de hablar o masticar.
Surcos profundos en la superficie de la lengua
Se trata de la lengua escrotal y aunque no genera ningún molestia, sí exige un cuidado especial en la higiene bucal para que no queden restos de alimentos que pueden provocar mal aliento.
Un aspecto negruzco del dorso lingual
No se trata de un enfermedad. Se llama lengua pilosa negra y se debe a un alargamiento de las papilas gustativas del dorso de la lengua que se tiñen de negro. Los causantes suelen ser el tabaco y la sequedad de la mucosa.
Una capa blanca sobre el dorso lingual
Está compuesta por células muertas descamadas, restos de alimentos y gérmenes de la flora normal de la boca. Se conoce como lengua saburral y entre sus causas están la falta de higiene bucal, las enfermedades que cursan con fiebre, los problemas digestivos –gastritis o el reflujo–, así como los problemas dentales o gingivales. Todos ellos sin mayor relevancia. No obstante, también puede asociarse a infecciones por hongos, reacciones a medicamentos o tóxicos –como el plomo– o a enfermedades de transmisión sexual.
Enrojecimiento importante lingual o lengua de fresa
Suele darse junto con fiebre alta y se asocia a la escarlatina. Otra causa poco frecuente de lengua de fresa es el síndrome de Kawasaki, una vasculitis de causa desconocida que afecta a pequeños y medianos vasos, con fiebre alta y edemas en brazos, piernas y enrojecimiento de palmas de manos y plantas de los pies. Suele ser más frecuente en niños.